El término ilusión se refiere a una percepción o interpretación errónea de un estímulo externo real.
Pero este no es el caso. En este caso me refiero a un estado anímico que te hace emprender un nuevo rumbo y con él se presentarán nuevos retos.
El pasado miércoles empezaron de nuevo con todas las pruebas y quehaceres para buscar una solución a mis dolores.
Pocos me conocen tanto como para saber que gracias a mi abuelo "Curro", soy un enamorado de los chuchos, de las bicis y que me corre gasolina en vez de sangre por las venas.
Pocos y el menos saben, ó eso quiero yo pensar, que le quitaba su Derbi Variant trucada hasta las trancas y me iba por los caminos de La Alcoraya mientras él dormía la siesta en verano antes de que conectará TVE con el tour de Francia.
Y ese germen de la gasolina y la velocidad se hacía mayor cada domingo escuchando a Valentín Requena y viendo aquellas bestias de 2 tiempos y 500cc que sólo australianos y americanos eran capaces de domar.
Pues he ahí lo que en aquellos años viví ahora crece y me hace emprender ese camino.
Hace algún tiempo, cierto es que por la lesión, el deporte no me llena lo que lo hacía.
También es cierto que me muero de ganas por qué llegue mañana y el fin de semana y empiece el tour, y en septiembre la vuelta.
Me encanta el ciclismo. No cabe duda. Pero realmente soy más triatleta que ciclista y Ironman ya no creo que vaya a hacer.
Esto no quiere decir que no lo vaya ha seguir haciéndolo porque además es fundamental para estar bien preparado. Pero ahora no necesito lo que antes necesitaba. Y realmente tampoco me apetece.
Así es que de momento la bici va a quedar solo para hacer deporte.
Estaba con si con sá, parando y retomando, con vistas al Retto del año que viene, pero pinta que al menos ese no va a ser posible.
Así es que, mientras buscamos un Retto de bici ó de otra cosa creo que ahora es tiempo de quemar gasolina.
Veremos el 27 de julio que dice el tío cirujano de la seguridad social.
De momento los próximos 15 días Ohana time.
Aloha.
Nos vemos por las carreteras.