Hoy toca historia. Historia personal. Así como son las cosas de los recuerdos mezcladas, a borbotones desde el corazón. Un cuento.... y ....
Era se una vez que se era ... un niño que le gustaban las bicis de los ciclistas..... un niño que forjó esa pasión pegado a un televisor viendo las gestas y las “cagadas” de Perico.
Aquel niño a los cuatro o cinco añitos cogió su primera bici, una Torrot. Aquella bici azul cielo y él se hicieron inseparables en esos tiempos de niñez y aunque luego llegaron la G.A.C., la BH, la Panter Bmx....aquella pequeña bici azul fue la artífice de todo. La Trek, la cabra, la Solace.... y la próxima quién sabe... ¿la Pinarelo? Desde esos días ese niño ha permanecido ligado a las bicis. Es cierto que de modo intermitente en muchas fases del pasado, pero a día de hoy, el día que no toca salida la bici es algo raro.
Creo recordar que corría el año 1991. La pasión por las bicis de carreras estaba luchando con el fútbol, y ese verano le gané una puesta a papá. Aquello consistía en que si i me fichaban en el equipo de balonmano lo que me faltaba en la hucha para la bici me lo ponía él y así tuve mi primera bici de carreras, una “Suntrak Road” si, si, la marca de Carrefour. Aquel primer artefacto costó 30.000 ptas. y fue entonces cuando llegó el primer paron de fútbol y hacia balonmano y bici, aunque la bici sobre todo en los veranos.
De ahí, hasta día de hoy han pasado épocas de poca, de nada y de mucha bici, pero es estos días donde más la estoy queriendo y odiando, aunque va a días...hay días que me pregunto mil y unas veces ¿Qué coño hago yo encima de una bicicleta pasando penurias? Como el día de la Brevet200, recuerdo que: Llegaba arriba de Revoltes, estaba todo nevado, y hacía mucho frío, pero ya estaba arriba. Me ardía el pecho. Me subí la cremallera y rezaba porque los dedos que no se durmieran; y le dices a tu cerebro que tiene por delante un descenso de unos cuantos kilómetros de carretera con nieve y hielo, que le diga a tú sangre que circule y que necesitas que se mueva para llegar abajo pudiendo mover los dedos. Te acoplas. Gafas empañadas. Vaho. Como bajar mirando a través de la mampara de la ducha. Aveces entrecierras los ojos y simplemente bajas. Le dices a tu cerebro que no se distraiga, que no existen el paisaje, ni el vaho de las gafas, ni el cansancio; le dices que no olvide en cada movimiento que el suelo es una pista de patinaje, pero que no lo piense tanto como para que te agarre el miedo. Al final la cosa se parece más a bailar, en sentir la música de la bajada del puerto.... en navegar, porque los puertos se navegan piensas. Y entonces lamentas haber encontrado esa frase y estar dándole vueltas a su polisemia, porque eso significa que estás pensando en otra cosa. Vuelves a la rueda: la goma y los milímetros de agua/hielo que te separan del suelo. La primera recta es larga y tú pasas de los 60 por hora..... pues eso, aveces en carreras/marchas otras entrenando... ufff “a voltes quin patiement maree “
Y llegamos a la tormenta. Pero después de la tormenta siempre llega la calma y es que estos días pasados en alicante entre la lluvia, poca la verdad, y el asqueroso viento ha sido un infierno. Por lo tanto esta semana pasada ha sido completamente indoor, más de 220kms de rodillo me he metido entre pecho y espalda. Y esta calma que ha sobrevenida da paso a la siguiente Brevet.
Con las tremendas facilidades que me han puesto mi amigo Germán en próximas semanas estaré rodando junto con él en una nueva Brevet. Quizás es un recorrido que por desnivel no es tan espectacular, pero la compañía y la distancia ya la hacen grande de por sí. Una marcha/excursión que en la edición de 200 contó con un ambiente maravilloso, paisajes increíbles y realmente dura por el desnivel y el terreno.
Después de perderme la de 300 tengo muchas ganas de compartir de nuevo la experiencia con Germán, que para los que no lo conocéis es una de las mejores personas que conozco y un excelente ciclista, pero lo más importante es que es alguien que quiero y con quien me divierto muchísimo. En lo deportivo nos entendemos más o menos bien, porque a veces cada cual tira pa su lado y ha sido genial que me anime a estas locuras con el fin de hacer él juntos la Paris Brest Paris en 2019 ó no; pero yo con él y él conmigo, estamos disfrutando el cambio.
El trabajo está saliendo, y el día “D” estará hecho. Y saldrá ó no, no lo sabemos.
Pero disfrutar.... disfrutaremos, eso es seguro, segurísimo.
Hasta la semana que viene, la otra ó hasta mañana; básicamente hasta que me dé por escribir.